miércoles, 1 de septiembre de 2010

La industria textil en la actualidad

La situación actual de la industria


La industria sufrió en ésta última década un retroceso gravísimo. Sin embargo no se trata de un retroceso uniforme u homogéneo, hubo sectores que avanzaron, hubo cambios de gravitación de unas ramas sobre otras, cambios tecnológicos, notables cambios de propiedad en el aparato industrial a favor de las empresas extranjeras y hubo cambios de gran importancia en las relaciones laborales.


Es importante tener conciencia del desarrollo alcanzado por la industria Argentina décadas atrás, con todas sus limitaciones, para advertir la magnitud del retroceso sufrido.


“El PBI (Producto Bruto Interno Industrial) llegó a representar, o a superar, la tercera parte del nacional (lo que significa bastante más de la mitad de lo aportado por los sectores directamente productivos), ocupando una quinta parte, y más de la población económicamente activa” (33). A su vez “En 1990 el volumen de producción habría apenas recobrado los niveles de 1970, en tanto que descendían a las dos terceras partes los guarismos correspondientes al personal ocupado y a las horas trabajadas” (34). Según publicaciones oficiales “la producción manufacturera en 1990 es casi un 10 % inferior a la de 1970. La década del 80 fue una década perdida para la industria” (35).


Es decir que el proceso de desindustrialización se remonta mucho más atrás que esta última década. En 1970 los trabajadores industriales eran el 28 % del personal ocupado, en 1999 descendieron al 18 %, y entre 1973 y 1993 cerraron 15000 establecimientos industriales, o sea un 15 % del total. Por tanto es un elemento esencial a considerar cuando se juzgan los datos de su evolución en los 90, dado que el punto de referencia es uno de los escalones más bajos de los últimos años.


La Argentina fue hacia la década del 50 y 60 el país mas avanzado en cuanto a desarrollo industrial en América Latina, con una industria aeronáutica y espacial, con un dominio avanzado de la tecnología nuclear, una industria automotriz propia en la década del 50, una industria de armamentos muy importante y con anterioridad a todos los demás países de la región una industria electrónica avanzada.


De todos esos avances obtenidos por nuestro país en materia de desarrollo industrial, en la actualidad sólo queda el recuerdo.


En un sentido contrario, otro elemento que no resulta contenido en una mera comparación estadística, lo constituye la desintegración del aparato industrial, que en la actualidad se ve obligado a aprovisionarse de bienes intermedios de producción en el exterior, mientras anteriormente se fabricaban en nuestro país.


En cuanto a esta última década podemos identificar diferentes ciclos en la evolución de la industria


1) Un ciclo expansivo a partir del inicio de la Convertibilidad en 1991, fundamentalmente a partir del restablecimiento del crédito interno (el “efecto cuota”). La mayoría de los sectores industriales experimentan un crecimiento importante (insistimos que la base de 1990 era sumamente baja), siendo los más destacados, material de transporte (especialmente automotores), productos de plástico, celulosa y papel, productos de madera, muebles y colchones, productos de cuero y calzado, bebidas. Los únicos sectores que retroceden respecto de 1990 son textiles y metales y sus fundiciones. Este periodo se extiende hasta fines de 1994, en el cual la producción industrial global crece en un 34.6%. No obstante en ese periodo se profundiza notablemente la expulsión de trabajadores por la industria y el empleo Industrial disminuye un 13.5% (que venía descendiendo desde mediados de la década del 70). Mayor producción, menor ocupación, mayor explotación de los trabajadores.


2) Un ciclo de estancamiento y retroceso desde fines de 1994, como consecuencia del impacto de la llamada “crisis del tequila”. Este periodo se extiende hasta el II trimestre de 1996. Las ramas más castigadas durante ese lapso son: textiles, prendas de vestir, productos de vidrio, productos de madera, productos de plástico, automotor, y materiales de construcción. Se profundiza la caída del empleo industrial, que cae otro 8.5%. Los efectos sobre la producción industrial se atenúan en parte por el inicio de una onda exportadora hacia Brasil, que ponía en ejecución el Plan Real. Las consecuencias más agudas de esta crisis duran aproximadamente un año.


3) Un nuevo ciclo de recuperación desde mediados de 1996 hasta fines de 1998. En este periodo se produce una expansión importante de las exportaciones industriales. A partir de 1993 y hasta 1997 se incrementan en un 100%, arribando a una meseta, ya que en 1998 retroceden ligeramente. Uno de los motores principales de ese crecimiento es la exportación de automotores a Brasil, que colabora en casi el 20% en ese aumento. Otros sectores que contribuyen en una proporción significativa son la exportación de petróleo y las manufacturas de Origen Agropecuario (complejo oleaginoso), ambos de baja generación de valor agregado y ocupación de trabajadores (36).


Pese al incremento de la Producción Industrial, continúa el proceso de disminución del número de trabajadores ocupados, salvo durante 1997 en que crece un 1.5%.


4) Un ciclo de retroceso desde fines de 1998, como consecuencia de la crisis llamada “asiática” y en particular de la devaluación brasileña de enero de 1999, del cual aún no hemos salido.


La producción industrial decrece en el periodo 1999/2000 en un 15% aproximadamente. En esa caída influye poderosamente el sector automotor cuyas ventas en el mercado interno caen un 22% durante 1999 y un 19.2% en el 2000, pese a la vigencia del Plan Canje. La disminución de la actividad industrial no solo se origina en la caída del consumo, sino también en la de la inversión, que hasta el 3er trimestre del 2000 suma 8 trimestres consecutivos en descenso, con una reducción acumulada del 22%.


La industria de la construcción acumula un descenso entre los dos años del orden del 20%, estando en solo un 8% por encima de su nivel de actividad de 1993. Sólo en el primer semestre de 1999 la industria reduce su dotación en 52000 trabajadores, una cifra similar a la reducción operada durante toda la crisis del “tequila”.


Las ramas que sufrieron el mayor impacto durante 1999 son, además de vehículos automotores, la metalmecánica, neumáticos y textiles. Durante el 2000 la industria estuvo estancada en términos globales según el INDEC y, según estimaciones privadas retrocedió un 2.8% (37).


En ese marco durante el año 2000, algunas ramas tuvieron un comportamiento más dinámico respecto a 1999, como el sector químico (especialmente agroquímicos), automotores (que pese a la abrupta caída de ventas apuntada, aumentó su producción por la mayor demanda de Brasil), o el sector siderúrgico (excluido laminados planos y acero para la construcción).


En una visión panorámica de la última década se puede advertir que, en 1999 la producción industrial total estaba casi en los niveles de1993 y a fines del 2001 no hubo recuperación. Si consideramos el crecimiento de la población entre estos años, la industria ha tenido un franco retroceso.


La “Argentina viable” era y es para algunos sectores, la Argentina agraria, exportadora, agroindustrial y productora de petróleo y gas. La Argentina productora de bienes industriales, intermedios o finales, es un país “del pasado”. “Da lo mismo producir acero que caramelos, hay que producir lo que cuenta con ventajas comparativas” se dijo en la década del `70, y ese fue el concepto que inspiró en lo esencial la política gubernamental desde 1976, y particularmente en la última década.


Para este proyecto es viable aquello que está en sintonía con la “Globalización”, que es la manera elegante de decir, que no entra en conflicto con los intereses comerciales de las potencias mundiales y que se corresponde a las áreas que éstas y un reducido sector de la elite Argentina, están interesados en desarrollar en nuestro país, por la alta rentabilidad que ofrecen.


Desde ya, que esto no tiene en cuenta si, para ese modelo, sobra más de un tercio de los habitantes del país, o si nos retrotrae a una situación semicolonial.


Por consiguiente, la desindustrialización, el retroceso y la desarticulación de la estructura industrial no han sido el resultado no deseado de crisis externas que golpearon la economía Argentina, sino el resultado de una política que se aplicó, con variantes en estos años.

1 comentario:

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